Desde que tuve conocimiento de que estaba en marcha el Camino Mozárabe desde Málaga con lugar de inicio, cómo no, en nuestra Iglesia de Santiago, mi ilusión y la de mi familia se preñó de deseos de hacerlo; somos adictos a los Caminos Jacobeos que discurren por el norte y cada año, casi sin excepción, buscamos algunas fechas para disfrutar con nuestro peregrinaje.
Tras varios intentos fallidos ¡por fin¡ en estos días pasados hemos cumplido nuestro sueño al poder realizar algunas, desgraciadamente pocas, etapas del Camino Mozárabe que se inicia en Málaga.
En la Junta de Caminos del Puerto de la Torre el corazón nos dio un vuelco, allí estaba la entrañable simbología : las conchas, las indicaciones al Camino de Santiago y ¡cómo no¡ las deseadas y añoradas flechas amarillas; pero esta vez nuestra alegría era doble ¡la teníamos a la vista en nuestra provincia¡.
El discurrir del Camino ¡qué más da¡ que tenga tramos muy exigentes, que atraviese zonas especialmente áridas, que sea solitario o que no oigas el “buen camino” en casi ninguna ocasión, todo llegará; lo definitivo, lo único realmente importante es que el Camino está ahí, existe y por él puedes llegar hasta abrazar al Santo. Te conduce y te acompaña con una facilidad, con una claridad que para ellos quisieran muchas de las rutas de la zona norte, y ¡por Dios¡ que no está en mi ánimo pretender compararlos.
Cuando acabamos nuestras etapas y echamos la vista atrás nuestro sentimiento fue de un colosal asombro y de sincero agradecimiento ante el inmenso trabajo que ha supuesto darnos este Camino a los peregrinos.
¡¡Amigos de la Asociación Jacobea de Málaga¡¡, ¿Cuántas estacas se han clavado, cuántas flechas habéis pintado, cuántas horas de vuestro tiempo libre habéis dedicado a reuniones con los responsables de los pueblos donde se han establecido los Albergues y para que estos tengan las óptimas condiciones que poseen, cuántas reuniones han sido precisas para conseguir un itinerario adecuado? Vosotros: Hombres y Mujeres de la Asociación y nuestro Apóstol Santiago sois los únicos que conocéis la respuesta a esas preguntas.
Nuestra familia solo puede daros las gracias desde lo más hondo de nuestro corazón por esa obra maravillosa que habéis llevado a buen puerto.
No quiero acabar sin hacer una reseña y es que, además de todo lo anterior, el Camino, en multitud de ocasiones discurre por parajes preciosos: entre otros muchos, es una gozada el tramo entre Almogía y el rio Campanillas y ¡que decir¡ de la Nava del cortijo de los Navazos o del puerto de las Escaleruelas, atravesar por aquella zona la sierra del Torcal es uno de los parajes más hermosos que hayamos visto en cualquier Camino.
Málaga, Febrero 2.019